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Atractivos Ocultos. «Paris, je t’ aime»

abril 28, 2010

Por Fabiola Noriega

Es conocida como la Ciudad Luz y el apelativo no le queda grande: París es imponente, inmortal y sí, sigue siendo una fiesta. ¿Te atreves a bailar a su ritmo?

A comer pastel

Dicen que mientras el pueblo francés moría de hambre, María Antonieta no tuvo mejor idea que recomendarles que comieran pasteles si no había pan. La infeliz frase fue pronunciada justo antes que la revolución se desatara y, bueno, ya sabemos cómo terminó la impertinente reina. Pero más allá de si esta anécdota es cierta o no, probar la pastelería parisina es una de las experiencias que no debes perderte si visitas esta ciudad. Croissants tan ligeros y crocantes que se deshacen con el roce de los labios, delicados éclaires y madeleines tan gloriosas que guardan en cada bocado el tiempo perdido de Proust. ¿Logramos convencerte? Entonces ve directo a la pastelería Stohrer -abierta al público desde 1730 y calificada como tesoro histórico de Francia-, y pide un puits d’amour caramelizado con relleno de crema a la vainilla. O, mejor aún, un Ali-Babá, el clásico brioche perfumado con vino de Málaga y azafrán. Si no los pruebas, que te corten la cabeza.

 STOHRER PÂTISSIER TRAITEUR

51, Rue Montorgueil, 2ème Arr.

Las Bellezas de Belleville

Terminaba el año 1915, cuando una mujer ítalo-argelina no aguantó más y dio a luz bajo un farol, frente al número 72 de la rue de Belleville. Años más tarde, la niña sería conocida en el mundo con el nombre de Édith Piaf, símbolo parisino indiscutible  y vecina ilustre del 20ème arrondisement. Este popular distrito –hogar de inmigrantes asiáticos y magrebíes en su mayoría- es especialmente interesante por su mercado, en cuyos puestos los quesos normandos y las verduras de la Provenza comparten vitrina con especias orientales, frutas exóticas y mucho más. Si decides pasar por ahí, no te pierdas una de las mejores vistas de la ciudad: desde lo alto de su parque principal no solo podrás disfrutar de la torre Eiffel, sino que podrás hacerlo sin la cantidad inhumana de turistas que alberga el Sacré-Coeur. Si tanta belleza te da hambre, puedes hacer una parada estratégica en alguno de los pequeños restaurantes asiáticos de la zona o si te provoca algo más tradicional, en el Chez Cosette (41, Rue des Envierges), pequeño café con música en vivo.

Coleccionistas de huesos

Si te gusta lo truculento, esto te encantará: más de seis millones de personas yacen bajo el suelo parisino, primorosamente apiladas a lo largo de 300 kilómetros y siete municipios, en lo que se conoce popularmente como las catacumbas de París.

Este enorme cementerio subterráneo –que data del siglo XVIII, cuando los parisinos ya no soportaban la pestilencia de sus antiguos camposantos- tiene tramos que descienden hasta 30 metros y muestra en sus muros una de las caras ocultas de la Ciudad Luz y su historia. Aunque ahora sólo permiten visitar dos kilómetros –la policía descubrió hace unos años que ahí se practicaban rituales satánicos- hay quienes se aventuran más allá y programan recorridos no oficiales por sus intrincados pasadizos, donde no pocos se han perdido.

Si te animas a ir, acá van tres datos: la entrada cuesta 8 euros (pero si tienes entre 14 y 26 años, pagas la mitad), la puerta de ingreso es por la plaza Denfert-Rochereau (conocida antiguamente como la Plaza del Infierno) y ten en cuenta que al final del recorrido, las autoridades catacumberas te revisan hasta el calzoncillo (en caso se te ocurra llevarte una tibia como souvenir).  

LES CATACOMBES DE PARIS

1, Avenue du Colonel Henri Rol-Tanguy (Place Denfert-Rochereau), 14ème arr.

Abierto de martes a domingo, de 10 a.m a 5 p.m

 Shakespeare no ha muerto

Ya sabemos que Notre Dame está repleta de turistas todo el año, pero vamos, uno tiene que conocer esa maravillosa catedral, con sus vitrales y sus gárgolas. Sí, sí, es precioso, pero eso no eso de lo que queríamos hablar: cuando termines de visitar la jato de Quasimodo, cambia de acera y sumérgete en una de las librerías más famosas del mundo, la Shakespeare and Company. 

Esta particular tienda, inaugurada en 1919 y reabierta en su actual local en 1951, es un tesoro para bibliófilos y curiosos por igual. Fue ahí donde el Ulises de Joyce vio la luz, donde la Generación Perdida -Hemingway, Pound, Scott Fitzgerald eran caseritos- tenía su cubil literario y el lugar donde podrás adquirir libros que alguna vez pertenecieron a escritores notables, como Graham Greene o Simone de Beauvoir.

Ubicada en el kilómetro cero de la ciudad y en plena Rive Gauche, esta librería sigue acogiendo a cientos de bohemios, estudiantes y aspirantes plumíferos, quienes pueden pasar la noche en el establecimiento a cambio de “tender su cama al día siguiente, ayudar en la tienda y leer un libro al día”. Cuando vayas, asegúrate de chequear primero su página web, donde encontrarás su agenda de actividades, que incluye talleres literarios gratuitos, conciertos y performances.  

 SHAKESPEARE AND COMPANY

37, rue de la Bûcherie, 5ème arr.

www.shakespeareandcompany.com

París PM

¿Con ganas de divertirte? Acá una depurada selección de bares, cavas y discotecas, donde de seguro la pasarás trés bien. Empecemos por Oberkampf, barrio de moda tomado por los bourgeois bohėmes, mejor conocidos por los parisinos como “BoBos”.

Ahí quedarás sorprendido por la cantidad y variedad de sus locales, como el ya mítico Café Charbon –que hace poco anexó una discoteca- o Le Mecano Bar, donde podrás bailar hasta que cante el gallo. Si no te convence, puedes darte un salto por el Rhum Marin de la rue Saint Maur, bar especializado en rones de las Antillas o por L’Assassin, donde podrás disfrutar de la Delirium Tremens, excelente cerveza a presión.

Si pasas por el Quartier Latin no dejes de ir al Bistrot des Artistes, una cava de inspiración afro-antillana, donde la entrada es gratuita y podrás escuchar música en vivo mientras el simpático Juan te prepara uno de sus ricos –y peligrosos- cocteles. Ya que hablamos de sótanos, una visita a  Le Lavoir Moderne y el Olympic Café del 18éme es siempre recomendable (aunque de noche sea una zona un poco polémica). ¿Una última sugerencia? El caletísima La Vache Bleue, frente al parque de la Villette. Si tienes suerte y lo encuentras abierto, te aseguramos una noche de baile inolvidable al ritmo de las bandas latinas que tocan en vivo.

 CAFÉ CHARBON

109 rue Oberkampf, 11ème arr.

LE MECANO BAR

99 rue Oberkampf, 11ème arr.

HUM MARIN

92 rue Saint Maur, 11ème arr.

 L’ASSASSIN

99 rue Jean Pierre Timbaud, 11ème arr.

BISTROT DES ARTISTES

6, rue des Anglaise, 5ème arr.

LE LAVOIR MODERNE/OLYMPIC CAFÉ

35/20, rue Leon, 18ème arr.

LA VACHE BLEUE

25, quai de l’Oise, 19ème arr.

Y TÚ, ¿QUÉ RECOMIENDAS?

Un lugar muy bello y lleno de historia es Milly-la Foret.  Esta a 50 kilómetros al sur de París y cerca de los bosques de Fontainebleau. Podrán ver castillos medievales y la capilla Saint Blaise (construida en 1136). Este pueblito también es famoso por su mercado de madera del siglo XV y por ser visitado por muchos reyes, incluido Napoleón. Vale la pena el viaje hasta allá.

Eddy Roque

 

En verano es rico pasear de tarde por las riberas del Sena, por el centro de la ciudad y por Jussieu, donde siempre hay picnics y donde gente de todos lados se mezcla. Incluso hay una especie de anfiteatro donde ponen música latina, y el público baila y bebe sin ningún problema.

Chloé Constant

 

En Pigalle, el barrio rosa de la ciudad, se encuentra el Musée de l’Erotisme, un museo de siete pisos con documentos, videos, arte popular, fotos y mucho más, que ilustran de forma seria pero entretenida la historia del erotismo. Muy interesante.   

Carlos Hurtado de Mendoza

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